El primer mes en la Escuela, es para los niños, familias y educadores, un mes complicado por el proceso de adaptación y lo que éste supone para todos. Se trata de un proceso en el que todos estamos implicados y donde el niño es el verdadero protagonista.
Nuestro objetivo principal durante esta etapa es conseguir que los niños creen un vínculo afectivo con el Equipo Educativo de la Escuela, que les permita sentirse seguros, cómodos, tranquilos, queridos y finalmente mostrarse tal y como son.
Nos gustaría compartir un caso de adaptación en nuestra Escuela. El curso pasado se incorporó un niño de 1 año, en apariencia tímido, muy observador, que le gustaba sentarse en un rincón del aula desde donde curioseaba todo lo que ocurría a su alrededor. La madre cada día, al comentarle cómo se había desarrollado la jornada, quedaba perpleja, en casa su hijo era muy movido, “un temerario”, nos decía ella. Pasados los días comprendimos la perplejidad de la madre. Descubrimos a un niño alegre, juguetón, risueño, que bailaba, se subía a las mesas en cuanto te despistabas. Nuestro objetivo estaba cumplido, ya se encontraba realmente cómodo con nosotras, ya se mostraba tal y como era.
Para alcanzar este momento, durante estos primeros días, semanas, meses, creamos un ambiente de seguridad y confianza, planificamos cuidadosamente los espacios, los tiempos y los materiales y preparamos actividades que permiten a los niños conocer a sus compañeros y educadores.
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